PARÍS.- La nueva primera dama de Francia, Valérie Trierweiler, conoce muy bien el mundo de la política por su carrera como periodista, pero aún no ha decidido cómo encarnará su nuevo rol, tras la elección de su compañero François Hollande como presidente de la República.

"No he encontrado la escuela de primera dama de Francia", explicó con ironía esta mujer de 47 años, que no está casada con el nuevo presidente.

La nueva primera dama, de estilo clásico y cabello castaño, confía en desempeñar su papel "seriamente", pero admite que no tiene aún una idea precisa. "Lo que es seguro, es que necesitaré tiempo para reflexionar sobre lo que será preciso hacer". "Es como si entrara en mis artículos. Piense en esas películas en las que el telespectador entra y se convierte en actor. Es casi la misma sensación", añadió. Lo que sí tiene claro es que no abandonará su oficio de periodista al entrar en el Elíseo. "Necesito ganar mi vida, tener mi independencia. Yo educo a mis tres hijos (varones de 15, 17 y 19 años) y no me parecería normal que el Estado o François se hicieran cargo de ellos", aseveró.

En cuanto a la posibilidad de que el hecho de no estar casada con Hollande, al que conoce desde 1988, cause problemas diplomáticos, le quitó dramatismo. "No estoy segura de que eso plantee tantos problemas. Tal vez para una visita al Papa. Francamente, no es un aspecto que me preocupe. Lo de la boda es, ante todo, un aspecto de nuestra vida privada", apuntó.

Nacida en un barrio modesto, hija de un padre inválido y una madre empleada en una pista de patinaje en Angers (oeste), Valérie fue durante mucho tiempo una desconocida del gran público.

"A veces dicen que soy fría. Se trata más bien de una forma de reserva. Siempre he tenido carácter. Soy franca y me gusta que lo sean conmigo", señaló de sí misma.